-. diciembre 2019.-
Joaquín Rodríguez Pinto
Por el año 1950 un niño de 13 años de padre comerciante se uniría al laburo familiar, dejaría, no sin profundo pesar, el sueño del estudio, para dedicarse a llevar pan a su casa y procurarle educación al resto de sus hermanxs...
La historia continua de su vida terminaría por grabar en sus manos una historia de esfuerzo, sacrificio y madrugada. La Vega, las flores, las camionetas, los cargadores, las anécdotas...
Su señora siempre al lado, no atrás; y sus hijxs como motivación, eran el aliciente para acarrear a diario más de 10 cajones o 6 sacos al hombro y trabajar de lunes a lunes.
Cada sueño y cada deseo incumplido se transmutó, con el tiempo, en dicha y orgullo en la cosecha de logros familiares.
Hoy, 69 años después, todavía disfruto el escuchar tus "mentiras" (como les llamas), mirar tus manos y por cada callo, cada pliegue recorrer los pasajes de tu vida; de negros, grises y blancos.
Te pinté Tata, haciendo lo que más sabes y que más te representa. El prefacio de toda esta familia que con mi abuela han conformado.
Esta "obra" es una oda a aquel que, constante como el paso del tiempo, ha dedicado más que una vida a su familia, a través del esfuerzo... aquel que sigue estoico, trabajando a los 82 años. Y sé que hay muchxs, como él, que comparten una historia similar. Por todxs ellxs.
Te quiero mucho y agradezco poder compartir mi vida contigo.
[DERECHOS RESERVADOS DE AUTOR]
(Fotos por: Joaquín Rodríguez Pinto)
[DERECHOS RESERVADOS DE AUTOR]
JARP/Dis-sociado (miércoles, 13 octubre 2021 19:11)
Muchas gracias por leer!
Y qué lindo saber que lo que hice representa y tiene significado para más personas.
Toda mi admiración al sacrificio de tu mamá.
Saludos! :)
Vicente Aránguiz (miércoles, 13 octubre 2021 16:35)
me encanta éste, de algún modo al leer la historia lo asocié un poco a la niñez de mi madre.