-. septiembre 2017 .-
Joaquín Rodríguez Pinto
El “acelerado mundo” en el que vivimos nos “exige”, nos “demanda”, nos “impera” ir dando el máximo de nosotros mismos y a veces más. Es por esta razón que se ha desarrollado una evolución interna en la sociedad, tan sigilosa como inhumanizante, la apatía. Esa misma que nos hace permanecer impertérritos ante las múltiples injusticias que nos presenta nuestro entorno país y que ha llegado a un punto álgido de potencia transformándose, finalmente, en un caso de alexitimia severo, que yo considero uno de los más importantes problemas sociales encubiertos que afligen a nuestro país.
Es importante, detallar a qué se refieres este término (alexitimia) y porqué lo utilizo para representar esta problemática. Alexitimia es una enfermedad patológica en la que el cerebro no posee la capacidad de hacer ciertas conexiones neuronales y de esta manera impide al humano que la posee relacionar sentimientos o emociones a las situaciones que vive, es decir, no tiene emocionalidad. Esta patología se presenta muchas veces en personas con autismo, sin embargo, existe una gran cantidad de personas que la presentan y no poseen esta condición. Esta asociación la hago en base a la observación del entorno con la que es posible darse cuenta que el entorno nos marca, por ejemplo, al prender el televisor y sintonizar las noticias te das cuenta al ir cambiando de noticiario, aparte de la manipulación, que existe un bombardeo continuo y constante de información amarillista sin ningún valor informativo. Los medios comunicativos sobre todo la televisión nos han insensibilizado.
Ahora, porqué afirmo todo esto, sencillamente por la razón de que el problema que presento ha pasado de ser una condición general repudiada a una patología social intrínsecamente humana, considerándose, así, algo habitual e invisible, siendo que es realmente observable.
Aparte, también, mencionar que hasta en la indiferencia somos hipócritas y el entorno de las redes sociales es la que nos impulsa a serlo, generar la apariencia de ser los más intolerantes a la injusticia y el dolor, y gozar con la alegría de los demás es algo que solo hacemos de manera virtual, porque en el mundo real no somos capaces de desconectarnos de las mismas redes en las que aparentamos virtualmente. Nos hemos transformado en nuestra vida cotidiana en seres sin emociones reales, sin una sensibilidad hacia el entorno, y es por esto que asocio este término al problema que tenemos actualmente en Chile.
Para iniciar, creo que la alexitimia que la sociedad chilena padece está a un solo paso de convertirse en un problema social, para esto es importante desarrollarlo y comprobar que sus características calzan con las de un problema social.
Lo primero es definir el origen y que este sea meramente por causa humana, y en realidad lo es, ya que según sicólogos la indiferencia tiene varias causas que la preceden. Una es la falta de implicación emocional que se representa en el sistema al que vivimos atados, que nos obliga a suprimir nuestros sentimientos hacia el otro, ya sea de cierto grado de tolerancia hasta respeto, y esto es porque el consumismo compulsivo nos hace percibir en el otro una ganancia no una persona o, más bien, beneficios que podemos recibir de este. Este pensamiento pone un murallón entre uno y el otro, poniendo al primero en completo desconocimiento de lo que el otro siente. Otra causa puede ser auto-protegerse, que se explica del razonamiento de que si uno no se involucra sentimentalmente con alguien - sea esto un simple saludo- me evito un posible daño o algún esfuerzo o sacrificio que tenga que hacer, para poder seguir centrado en mí. La causa siguiente corresponde a la necesidad de espacio, que es más que nada que en este atestado país (más aún Santiago y grandes ciudades) el contacto físico – la inexistencia de espacio personal, en el metro, por ejemplo- es una imposición irrenunciable y, por lo tanto, causa una necesidad interna de una abstracción -que sea- sicológica de la multitud.
Para continuar, el segundo paso o característica de un problema social es reconocer la cantidad de personas afectadas por el problema. A mi parecer en estas generaciones ya no hay nadie exento de esta “patología”, aunque sea en menor grado, por lo tanto, la población afectada es bastante amplia.
El siguiente punto, de los fundamentales, a tratar es lo que me parece le falta para ser un completo problema social, y es que sea reconocido como un problema por la sociedad, que es lo que no está pasando debido a que se ha vuelto parte de nuestra rutina, nuestra habitualidad. El ser indiferente al sufrimiento tácito de una persona se ha arraigado, últimamente, a nuestra cultura y es importante generar ese quiebre para terminar con este problema que va a dar, ineludiblemente, en otros más graves.
El último tópico es subjetivo y trata de la importancia de este problema en la sociedad chilena. Para mí es uno de los problemas que generan toda la falta de lucha contra las injusticias, dolores, vejaciones y padecimientos de la sociedad. ¿Por qué? Porque al faltarnos el valor de la empatía nos volvemos una masa sumisa capaz de soportar todo el peso de unos pocos, y estos pocos al haber perdido la empatía no saben la impotencia que siente esta masa y, para completar el círculo, la masa que atisba esta injusticia, ya que no genera sentimientos, no produce reacciones.
Por estas razones, pienso que la alexitimia que sufrimos es un grave problema social que debe denunciarse para quitarnos, nosotros mismos, de una vez esta enfermedad social que tanto frena nuestro crecimiento humano en todos los ámbitos y proporciones. Y va desde el simple hecho de compartir el dolor de una persona, hasta denunciar otros problemas sociales más complejos pero que muchas veces su solución radica en este más pequeño.
En conclusión, podríamos decir que la alexitimia que presentamos como sociedad chilena tiene las siguientes características: tiene un origen y este es causado por el ser humano, aqueja a un grupo de la población determinada y amplia en un sector determinado, muchas veces es considerado de menor importancia siendo que es trascendental en la resolución de otros problemas sociales. Sin embargo, hay un aspecto que le impide ser considerado por completo una problemática social y es que necesita ser denunciado por la sociedad que lo posee y este ensayo podría servir como el inicio de esta etapa, y del posible pero complejo proceso de resolución de este problema social encubierto.
[DERECHOS RESERVADOS DE AUTOR]