Frío y lúgubre escalofrío naciente del coxis
y terminal en el cuello.
Sobreviviendo estoy, y no de la vida.
Por solo sentir quemada la garganta.
Imbécil.
Déjame en paz, nunca me hiciste falta
pero yo sí.
Llovía afuera de casa.
Y yo veía un perro morir.
Puedo decir que me amas y yo no a ti.
No sirve de nada ponerse en los zapatos
del otro, si no eres los pies.
Aterricen mates de wea.
No me entiendes y nunca lo harás.
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